Se veía consternada, no era para menos vio de primera mano el cómo era ese mundo.
—Eres muy inocente. —seguía dolida, ¿la habrán humillado o manoseado?— ¿Te tocaron?
La tomé por el mentón y la obligué a mirarme, ella negó, me tranquilicé un poco, me agarró por los lados de la guayabera.
» Verónica, esto no es el mundo en el que tú vives, es un mundo diferente. Amenacé a un socio por ti.
—Perdóname.
¿Perdonarla? Pero ¿qué le voy a perdonar?, el que esa inocente… Ella era un ángel en una reunión de demonios.
—Mientras estés aquí, quédate cerca o muy lejos. —Las lágrimas le seguían saliendo—. Eres tan inocente. Parece mentira que aún excitan mujeres cómo tú.
Me abrazó y ese arr