Capítulo 12 - Ella me desconcierta

Bajé a desayunar después de la faena que tuve anoche con Brenda, me tocó callarla con un cero de más en su paga y hasta ahí le llegó su histeria por el encontrón con Verónica. Lo bueno fue que al ponerse «digna», pude dominarla, fue una gran sumisa.

Se dejó tratar con más fuerza y le metí de cuanto juguete me antojé. Eso fue maravilloso para mi pervertida necesidad. Luego le dije a Cebolla que la sacara, no quiero ver su vagina un día más y nunca más, su escena no se la pasaré por alto.

Debía decirle a Rata que no la dejen entrar a ninguna de las haciendas y a Guillermo que no la llame para ninguno de mis eventos. Ana puso el desayuno, mi mano derecha esperaba como siempre con el itinerario del día.

Me senté, mordí una manzana verde, eran unos deliciosos huevos rancheros, dejó una cesta de pan y una taza de chocolate, comenzó a servir diez platos, a los minutos se sentó Cebolla del lado izquierdo.

—El trabajo quedó en un taxi rumbo al aeropuerto. —afirmé.

En el derecho se encontraba R
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