Dedicado a todos los padres que han amado incondicionalmente a sus hijos.
A los padres que han sacrificado más que un trozo de pan a la cena.
A los padres que ha sido modelos de maquillaje, peinado, manicura, vestuario y peluquería.
A los padres que han trabajo de domingo a domingo.
A los que no han dejado de luchar para ver a sus hijos, contra viento y marea.
A los que han llorado tras una ventana, una reja, escondidos tras un muro, un árbol, incluso una persona, por los logros o fiestas de sus hijos.
A aquellos padres que piensan en un futuro extraordinario para sus hijos.
Pero sobre todo, dedicado a mi esposo que ama a nuestros hijos y hace cualquier burrada para verlos sonreír, incluso levantar el castigo que yo les di. A mi padre, que lo sabe todo… cuando sea grande, quiero ser como él.