Capítulo 11
Sarah estaba arrodillada frente a mi lápida, temblando de pies a cabeza.

Thomas sacó de la bolsa interior del saco un fajo de fotos amarillentas y las fue arrojando, una por una, a sus pies.

—Tu madre fue la amante de nuestro padre. —

En una de las fotos se veía a una mujer de rasgos bonitos junto al joven señor White, con una mirada codiciosa.

—Ella fue la empleada de la finca, y luego se volvió la amante de mi padre. —continuó Joseph—.

—Cuando quedó embarazada, papá le dio una suma de dinero y la mandó lejos. —

—Pero ella dio a luz a escondidas y te tuvo a ti.

Sarah abrió los ojos como platos; los labios le temblaban: —¡No… no puede ser…!—

—Y Cynthia… —la mano de Joseph rozó la piedra de mi tumba, su voz se quebró— …era la verdadera hermana de sangre.

Thomas se agachó, sujetó la barbilla de Sarah y la obligó a mirar la foto que estaba grabada en la lápida: —Cuando tu madre supo que la bebé de los White era una niña, se volvió loca por convertirte en la señorita White.

—Planeó el secu
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