Por Ramiro
Mi cuñada ya está mejor, doy gracias a Dios que respondió bien al tratamiento y a los medicamentos, hubiera sido una catástrofe si le sucedía algo.
Ella era muy joven, mis sobrinos eran pequeños y la necesitaban y mi hermano la adoraba, era parte de su alma y de su piel.
Ahora comprendo ese sentimiento, porque es el mismo que yo tengo por mi bella novia.
También hubiese sido insuperable para ella si le hubiera sucedido algo a su amiga.
La escuché varias veces decir que daría su vida por Karen.
Eso no es posible y todos lo sabemos, no es elegir, cada cual tiene su destino marcado.
Entramos a nuestro consultorio, que a esta altura era como nuestro departamentito.
Ahora sí, en cuanto le den el alta a Karen y se abran las fronteras, espero que podamos partir.
Estábamos los dos más relajados.
-Amor, te extraño.
Le dije, acercándome a ella.
Tenía un fuego en mi interior, ese que sólo me provocaba ella.
Quiero hacerla sentir mujer.
Rocío se acercó a mí, y sin dudarlo, paseó sus ma