Daisie chasqueó los labios y fue a lavarse las manos.
Mientras se lavaba las manos, Nollace terminó de poner la mesa.
Daisie le dio un mordisco a su comida. La carne se deshizo en su boca como una nube. No solo estaba tierna, sino que además sabía bien. No estaba grasienta, y era el mejor estofado que comió en su vida.
Nollace la miró. "¿Qué tal está?".
Mientras masticaba el estofado, asintió. "Está delicioso".
Nollace le pellizcó la mejilla y sonrió con adoración. "Entonces cómetelos todos. Son todos tuyos".
Ella se quedó atónita. "¿Todo para mí?".
Él sonrió. "Es para celebrar que conseguiste el papel que querías".
Daisie mordió el tenedor y preguntó: "¿A ti también te interesan estas cosas?".
"Sí. Me interesa todo lo relacionado contigo". Nollace contestó mientras ponía un trozo de carne en su plato.
Sus pestañas se agitaron y su corazón se derritió. No sabía por qué, pero sentía que le debía algo a Nollace.
Tal vez fuera porque ya estaban casados, pero no parecía estar