Nollace atendió la llamada de alguien, y Diana tomó la mano de Daisie cuando él se levantó a contestar. “No culpes a Nollace. Él realmente quiere casarse contigo. No dejó de trabajar ni siquiera cuando estaba enfermo”.
"Es alguien a quien le encanta encargarse de todo por su cuenta. Prefiere ser incomprendido que dar explicaciones. Pero como madre, lo entiendo y sé que te quiere mucho".
Daisie hizo una pausa y, al cabo de un rato, bajó la mirada y murmuró: "¿En serio?".
Ella sentía curiosidad. Nollace no recordaba su pasado, así que ¿cuándo empezó a sentir algo por ella?
Diana se rio. “Eres tan adorable. Si a mí también me agradas, es imposible que a él no".
La chica era magia encarnada. Era inocente, y su amabilidad era contagiosa y hacía que la gente no quisiera dejarla y quisiera protegerla.
Diana pensaba que su hijo se sentía igual, y que por eso estaba tan enamorado.
Afuera, Nollace atendió la llamada de Edison, que decía que un guardia del hospital fue asaltado por alguie