8. Amigas y hermanas
- Esta es perfecta, ¿no te parece también Andara?
La habitación que Vivienne escogió era la más amplia y tenía un hermoso ventanal con cortinas extensas y largas, de una vaporosa tela que, con la brisa de esa noche y las cálidas luces amarillas de su lámpara de araña, daban una sensación de relajo y tranquilidad. La vista hacia el Lago de los Pactos era inigualable. Y esa noche, la luna brillaba en menguante reflejándose en las tranquilas aguas.
Andara caminó a paso lento hacia el balcón tras el ventanal. Respiró el aire nocturno cargado de humedad y pudo apreciar el hermoso cielo nocturno. Se veía muy estrellado, tal como ella podía verlo desde su casita en el bosque. Cerró los ojos para disfrutar de ese instante.
- Sé que llegaste aquí por circunstancias tristes, Andara. Pero quiero que sepas que, en lo que a mí respecta, me esforzaré para que de hoy en adelante seas feliz y vivas la vida que siempre mereciste - Vivienne alargó su mano y tomó a su amiga por los hombros para abrazar