13. El traspié de Andara
Andara abrió los ojos y se encontró perfectamente acomodada en su habitación. Recordaba muy bien que se había quedado leyendo en la noche, ya que no podía dormir bien sabiendo que el Alfa no estaba en casa. Así que supo de inmediato que él había vuelto.
De un salto se puso en pie y se arregló rápidamente. Estaba feliz de tenerlo de vuelta y además, había tenido un precioso sueño lleno de besos y caricias. Se cambió el vestido y se peinó de nuevo. Se miró al espejo antes de salir de su habiatción y su reflejo sólo mostraba la luz que había regresado a sus ojos sonrientes. Caminó rápido hacia la puerta y en cuanto la abrió, el aroma de Menhir la golpeó como un vendabal.
Era él, ahí estaba su presencia de nuevo. ¿Estará bien? ¿Estará herido? ¿Habrán salido bien las cosas con los lobos grises? Andara tenía muchas preguntas en su cabeza mientras bajaba las escaleras precipitadamente. Estaba tan tan ensimismada en sus pensamientos que no se percató de que no se había puesto calzado alguno.