¡Pah!
El sonido fue claro y resonante, el trasero de Marta mostró una elasticidad realmente impresionante.
Por un momento, Javier se quedó paralizado, Marta quedó totalmente atónita, y Rosa, a su lado, también quedó al instante pasmada.
Marta se sintió como si hubiera recibido una descarga eléctrica, su cuerpo tembló y un rubor profundo ascendió desde su cuello directo hasta sus orejas.
¡Ese desgraciado había osado darle una fuerte palmada en el trasero en público!
Sorpresa, ira, vergüenza e incredulidad se entrelazaron de inmediato en sus ojos.
Conteniendo el impulso de despedazar a Juan, forzó una sonrisa muy rígida y dijo: —Sí, así que Javier, mejor deja de intentar conquistarme.
Luego, discretamente, extendió la mano y le dio un fuerte pellizco en el brazo a Juan, girándolo 360 grados.
Usó en verdad toda su fuerza, pero Juan permaneció impasible, como si nada hubiera pasado.
—¡No, no lo creo!
Javier gritó, su rostro se ensombreció por completo: —Marta, dime, ¿en qué soy inferior a