Acababa de terminar de hablar cuando un cigarrillo voló directo hacia ella.
Sofía, instintivamente, se lanzó a un lado, y en ese preciso momento, se escucharon dos disparos.
Cuando logró estabilizarse un poco y levantó la vista, ya no pudo ver la figura de Juan.
—¡Maldita sea, ese tipo se volvió de nuevo a escapar! —Sofía pisoteó con fuerza el lugar donde Juan había estado momentos antes.
Se volteó hacia sus dos compañeros y les preguntó: —¿Dispararon? ¿Lo alcanzaron?
Los dos sacudieron la cabeza atemorizados: —No lo sabemos, era demasiado rápido.
Sofía quedó atónita.
A esa corta distancia, no más de diez pasos, aún así logró esquivar las balas y escapar. Entonces ¿Cuánta velocidad debía tener?
De repente, se agachó con cuidado y recogió la colilla del cigarrillo que Juan había dejado, una sonrisa de satisfacción apareció en su bello rostro: —Al final, dejaste una prueba.
—Llévalo al laboratorio forense, que analicen el ADN de inmediato, ¡y que sea rápido!
Sacó una bolsa y se la entreg