9- Desolación.
-¿Qué rayos hacen aquí?-.Una vena abultada por el enojo cruzaba su frente.
Eran sus padres, se habían dignado a visitar a Valentina.
-Eres mi hijo y aunque no aprobemos tu conducta, estamos aquí para ayudarte a ver las cosas con claridad, a mí no me vas a golpear cómo a tu padre.-Criticó doña Isabel mientras que el señor Martínez permanecía callado.
-No debí golpear a mi padre y él no tenía que insultar a mi esposa de la forma que lo hizo.
La expresión de los señores Martinez era frívola.
Don Augusto con una sonrisa cruel le dijo a su hijo:-Si no me haces caso a mí,al menos escucha a tu madre.
-¡Hablen rápido!,no tengo todo el día para perderlo con ustedes,mi mujer y mis hijos me necesitan,ahora en vez de una tengo tres razones para ser fuerte,van a ser abuelos,Valentina espera gemelos.
La señora Isabella era más cruel que don Augusto,sus palabras abofetearon a su hijo.
-Sí,ya me enteré.¿Qué locura es esa?,preñaste a un cadáver viviente,¡eres un pervertido!
La atmósfera se tornó te