Me odié por sentir que sus palabras dulces me dominaban las fuerzas, la valentía e incluso mis decisiones.
— ¿Prometes no abandonarme? — Dije completamente sumisa a su voluntad
— Ni a ti ni a ese bebé — Contestó aún sin soltarme de sus brazos
— Es una carga demasiado pesada — Aclaré sintiendo pena
— No importa, juntos podremos sobrellevarla — Dijo con su voz amorosa, eso fue lo único que me hizo cambiar de opinión, entender que si la vida me había dado la oportunidad de ser madre y me estaba poniendo en el camino a alguien que me ayudara, no debía renegar de ello, después de todo no estaba tan sola como creía
— No quiero que me rompas el corazón, no quiero sentir que estoy atada a ti sin causa, es demasiado confusa esta situación — Repetí en ruegos
— Lisa, solo comprende que mis intenciones no son lastimarte, solo quiero ayudarte por ahora no puedo hacer más, también me gustas solo que no sé si eso es algo pasajero o acaso implica un sentimiento más profundo, también temo que te