— Nena, nena, despierta, es urgente — repetía una y otra vez
 Sabía que solo porque en realidad pasaba algo grave Clara Lucía se atrevería a interrumpir mi sueño, pues era quien más insistía en que debía descansar.
 — ¿Qué pasa? — Pregunté soñolienta mientras me levantaba para abrirle
 — Pues nena que ha venido la estirada esa de Esmeralda — comentó en voz baja tras la puerta, ante sus palabras solo apresuré mis pasos y abrí rápidamente
 — ¿Está dentro de la casa? — pregunté en gritos mientras le colocaba el seguro a la llave
 — Está afuera tocando el timbre, la hemos visto por la mirilla de la puerta, Diego me ha afirmado que es ella, como sabéis bien yo no la conozco, y me ha pedido que te avise — Afirmó nerviosa
 — !Maldición! Yo sabía que esto o era buena idea — Mascullé tirándome de espalda en la cama y colocando mi mano en la frente, pues empezaba a sentir demasiado sudor por el calor y por el miedo
 — Ya Diego le ha avisado a Thiago, pero como sabrás, él debe ir manejando rumbo