Nancy besó la frente de su precioso sobrino. Cabello negro, ojos azules, nariz grande y jodidamente parecido a su padre.
—Creo que mamá se quedó dormida a la hora de hacerte. —Susurró acariciando las manitas del bebé.
—O quizás tu hermano se aprovechó de mí esa vez. —Nancy alzó la mirada y sonrió. —¿Cómo estás? —Se interesó.
—¿Qué, cómo estoy? —La miró incrédula. —Fue de tu cuerpo que salió este bebé gigante. —Engla río con diversión, no piensa tener otro bebé en parto natural.
—Bueno, puedo con la polla de tu hermano, ¿Cómo no poder traer a mi hijo al mundo? —Nancy contrajo el gesto.
—No era necesario que dijeras eso. —Engla volvió a reír.
—¿Dónde está Einar? —Nancy se puso en pie para entregarle al bebé.
—Está en la cafetería con Leviatán. —Engla tomó a su hijo en brazos para alimentarlo. —Creo que ambos siguen compitiendo por quién me puede hacer más feliz. —Se encogió de hombros cuando su cuñada la miró.
—¿Eres feliz con Leviatán? —Buscó sus ojos y en cuanto los encontró profundizó