Ella asintió con la cabeza.
— ¡Ven a sentarte cariño! Estás pálida, voy por un poco de agua.
Camila permaneció allí sin moverse, pronto su madre le acercó el vaso con aagua y ella lo tomó a pequeños sorbos.
Pronto Gordon estuvo al lado de ella y preguntó qué estaba sucediendo.
— Creo que se bajó el azúcar— dijo Alba ocultando la verdadera razón de la contrariedad de su hija.
— Voy a buscar algo suave para ti cariño, por tu estado no puedes ingerir licor— dijo Gordon.
Algunos que estaban cerca escucharon y pronto hubo un murmullo y se acercaron hasta donde estaba Camila.
— ¿Estás embarazada?
Ella se dio cuenta que ya aquello eran del aaañdominio público, solo asintió y muchos sintieron y comentaron:
—¡Ahora entiendo lo rápido de la boda picarones! Se comieron el pastel antes de la fecha; ¡Felicidades! Es usted un duro Gordon Taylor!
El hombre cuando escuchó a los presentes felicitarlos entonces anunció a todos:
— Bueno mis amigos ya que algunos ya saben lo que sucede les infor