— ¿Cómo estás? —saludó él sonriendo ampliamente— toma quiero que leas ésto.
Ella tomó el sobre que él le ofrecía y lo miró con mirada interrogante para luego preguntar:
— ¿Qué es esto?— dijo ella.
— ¡Lee por favor!— exclamó él.
Ella obedeciendo lo que él le pedía empezó a leer para luego alzar él rostro y decir:
— Es tu divorcio — Camila no pudo evitar sentir emoción al decir éstas palabras.
— ¡Soy libre mi amor, ya no me une nada a Stella! — dijo él triunfante— ahora podemos casarnos, porque tú y Gordon también están divorciados.
Ella no sabía qué decir ahora, se mordió los labios nerviosa y él buscó en uno de sus bolsillos para sacar un pequeño estuche y preguntar:
—¿Quieres casarte conmigo, mi amor?
Ella tragó algo imaginario en su garganta y solo atinó a decir:
— Pensé que ya no te importaba, todo éste tiempo no me has dicho nada.
— Camila, tú siempre me has importado, desde el primer día que te vi, te amé y ya no has salido de mi corazón, quiero tener una familia contigo