Por Solange.
- ¡Mio bambino caro!
Exclamó Ginna, el ama de llaves de la mansión de Italia.
Alzó en sus brazos a mi hijo
Lo besó con mucho cariño y estaba emocionada.
Luego me abrazó a mí y también me fundió contra ella, llorando emocionada.
- ¡Mia piccola!
-Bon Giorno mia Ginna.
La saludé con mucho cariño.
-Avanti, avanti.
Dante miraba todo extrañado, recordando cuando vivíamos allí.
- ¡Tengo un papá!
Fue lo primero que le dijo a Ginna.
Esas palabras golpearon mi conciencia.
- ¿Tenés papá?
-Sí y es el hermano de mi tío Ricky.
Dante registra todo.
Ginna me miraba asombrada.
Yo le sonreí y le dije que sí con la cabeza.
Ella no preguntó nada, posiblemente lo haría en otro momento, es que, si bien era el ama de llaves, fue muy buena amiga de mi tía.
Enseguida aparecieron las mucamas y nos saludaron con respeto y cariño.
Nos instalamos en esa inmensa mansión, que arquitectónicamente parecía un palacio.
La habitación de Dante estaba pegada a la mía, él estaba feliz de estar allí, pero nombr