DOUGLAS WARD
—¡¿Estás loco, Douglas?! ¡¿Vas a abandonar a tu familia y todo lo que conoces solo por una mujer?! —preguntó mi padre con rabia, y yo me burlé mientras me giraba hacia él.
—Ella no es una mujer cualquiera, ella es mi felicidad y si dejo todo será por mi felicidad, porque esa es la única cosa que me importa.
—Eso es ridículo, Douglas, ¡¿puedes oírte?! ¿Qué piensas de eso? —preguntó él.
—Me parece el plan perfecto, cualquier cosa que me dé felicidad no me parece ridícula —dije.
—Te arrepentirás de esto, Douglas, si no paras con esta tontería. Y es una promesa. —dijo él.
—Bueno, hasta entonces —dije y, sin lanzarle ninguna otra mirada, me fui.
En cuanto salí de casa, me golpeó el aire frío de la noche y no pude evitar cerrar los ojos. Sabía que las cosas no serían fáciles, pero no esperaba que mi padre llegara tan lejos.
Fui hasta el coche donde Aurora y mi madre estaban esperando. Aurora estaba apoyada en el coche y mi madre le estaba diciendo algo.
—Hola. —les dije en cuan