Catalina Abrego
Era hora de volver a mi mundo. No podía seguir posponiendo mi regreso a mi clínica por más tiempo. Ni continuar descuidando mi consulta con los pequeños pacientes que tanto me necesitaban para superar sus problemas emocionales.
Que igual que mí pequeño hijo luchan día a día, contra esos miedos que no los dejan vivir su vida completamente normal entre sus familiares y conocidos.
A pesar de todos los problemas existentes en mi vida personal debía volver. No quería continuar tras cuatro paredes pensando en miles de cosas relacionados a los múltiples problemas que va acarrear a mis pobres padres esa supuesta tía.
Con su aparición la tranquila vida de mis progenitores se terminó. Pero no solo a causa de ella debo aceptarlo tengo también parte de la culpa por meter entre nosotros a Cristian alias ladrón.
-Doctora Abrego, me alegra mucho verla. Ya tengo en orden su agenda como solicito. Por suerte en su ausencia no hubo citas que tuviera programadas. Así que no quedo mal