Por Camila
Si aflojo y me entrego a él, voy a sufrir aún más, es un imposible para mí.
Alguién inalcanzable y como me negué varias veces, quiere tener sexo conmigo, soy algo asó como su último capricho, pero él no deja de estar con otras y eso me duele demasiado.
Si tuviéramos sexo ¿Cuántas noches serían? Algunas pocas, no más, hasta que se canse y a lo mejor me va a despreciar más que antes.
Tengo que alejarme de él, pero siento sus manos por mi cuerpo, su boca es como si quisiera comer la mía y dejar una huella en mi piel.
Escuchamos el ascensor interno, ese que solo usamos nosotros, se aleja, estamos jadeando.
Entra Tony, es raro a ésta hora, pero de verdad hay mucho trabajo.
Entra a mi oficina y cuando lo vé a Javi, se queda mirándonos, adivinando quizá lo que sucedió, o las intenciones de Javier.
-¿Todo bien Cami?
-Sí, sí…
-Ok, vine porque hay muchísimo trabajo, para que no te pases la noche entera trabajando sin dormir.
-Gracias Tony, sí, hay muchísimo trabajo.
Javier se va si