La noche siguiente a la confesión de Cynthia fue una de pocas palabras, pero de profunda conexión. La conversación se había extendido hasta altas horas, no con reproches, sino con planes y reafirmaciones. Mathias no solo la había apoyado, sino que se había convertido en un estratega más, analizando los posibles movimientos de Daniel y cómo podrían contrarrestarlos. Su calma y su capacidad para pensar con claridad, incluso en momentos de crisis, eran un bálsamo para Cynthia.

A la mañana siguiente, Cynthia se sentía exhausta, pero extrañamente aliviada. La carga de la verdad compartida era mucho más ligera que el peso del secreto. Mathias se aseguró de que desayunaran juntos, conversando sobre temas triviales para aligerar el ambiente, pero con una mirada ocasional que le recordaba a Cynthia: —Estamos en esto juntos.

El primer paso era, por supuesto, Laura. Cynthia llamó a la abogada a primera hora.

—Laura, soy Cynthia. Necesito que iniciemos ese proceso de divorcio con la mayor urgenci