El martes amaneció con una luz tenue, pero para Cynthia, el día ya cargaba con el peso de la confrontación inminente. A pesar de la inquietud que la acompañaba, se movió con una determinación silenciosa, preparándose para el encuentro con Daniel. Había ensayado mentalmente cada escenario posible, cada palabra, cada reacción. La noche anterior, el abrazo de Mathias le había dado una dosis extra de coraje, un recordatorio de que, aunque enfrentara a Daniel sola, no estaba realmente desamparada.

Mientras se vestía, sus ojos se posaron en la pequeña foto sobre la cómoda: ella, Clara y Estrella riendo en un parque. Ellas eran su motor, la razón por la que no cedería. Por ellas, sería inquebrantable. Bajó a la cocina y encontró a Mathias ya preparando el desayuno, el aroma a café y tostadas llenando el aire, un oasis de normalidad antes de la tormenta.

—¿Lista para el desafío? —preguntó Mathias, ofreciéndole una taza de café. Su voz era tranquila, pero sus ojos reflejaban la preocupación qu