Capítulo 31

El peso de la verdad

El viaje de regreso del bar se hizo más largo de lo debido. Tenía la cabeza hecha un lío; el rostro de Grayson, bañado en lágrimas, estaba grabado a fuego en mi mente. El hombre que una vez se erguía con orgullo, arrogancia y poder se había derrumbado ante mí. Pero en lugar de sentir alivio, cargaba con un peso insoportable.

Llegué al ático alrededor de las diez de la noche. El pasillo estaba en silencio, pero la tenue luz que se filtraba del salón sugería que Dominic no estaba en la cama. Mis pasos se ralentizaron ante la puerta. Me quedé allí un instante, con la mano temblorosa en el pomo, sin saber por dónde empezar una conversación que podría cambiarlo todo.

Entré.

Dominic estaba sentado en el sofá, con la camisa medio desabotonada y las mangas remangadas. Parecía cansado, pero en cuanto me vio, se levantó de un salto.

«Vivian», susurró, acercándose a mí. «Llegas tarde. Iba a llamarte».

Intenté sonreír, pero no pude. «Necesitaba un minuto para rec