Lo empujó con todas mis fuerzas—Te gustaría imbécil —le grito.
Fernanda, la secretaria vuelve aparecer en la oficina—Señor Frank, llegaron los socios para la reunión—le informa.
Levanta su mano—Ya voy—dice.
Lo observó con las manos cruzadas—Yo también iré a esa reunión—le informo.
Larga una carcajada—No, te vas a casa y listo—me ordena.
Salgo rápido de la oficina, pido indicaciones de dónde era la sala de reuniones y cuando logré llegar me encuentro con dos hombres mayores y otro joven como de mi edad. Dejo las carpetas a un lado—Buenos días, señores. Es un placer recibirlos acá —digo abriendo mis brazos.
A mi lado aparece Alan con un gesto furioso, nos sentamos juntos y dejamos que los socios se acomoden—Bueno empecemos—ordena.&nbs