Capítulo 68— Estoy enamorado
Narrador
Simón tomó el móvil, lo desbloqueó y buscó el contacto de su hermano. Dalia lo observaba en silencio, sin moverse del borde de la cama.
El tono de llamada apenas sonó una vez antes de que Seth atendiera del otro lado, con voz tensa.
—¿Simón?
—Vamos para alla —dijo él, sin vacilar.
Y antes de que Seth pudiera emitir una sola palabra más, colgó.
Soltó el aire que había contenido y guardó el teléfono en el bolsillo. Luego alzó la mirada hacia Dalia.
—Es hora.
Ella asintió en silencio, sin discutir. Ambos sabían que no había vuelta atrás.
El camino hasta el apartamento fue un trayecto de silencio absoluto. No hubo palabras, ni siquiera una mirada entre ellos. El sonido del motor fue lo único que acompañó los pensamientos que ambos se esforzaban en mantener bajo control.
Cuando llegaron al edificio, subieron sin detenerse, como si cualquier distracción pudiera hacerlos retroceder. Simón tocó el timbre, y casi de inmediato, Nebra abrió la puerta.
Apenas