••Narra Derek••
El infeliz se resistía bajo el agua, usando sus manos para echarse para atrás, pero era inútil. Lo tenía agarrado de la parte posterior del cuello y nuca. Me aseguré de hundir mis dedos en su piel. Nuestra diferencia de fuerza era evidente.
Él era solo un renacuajo que luchaba contra mí.
Mis zapatos y pantalones fueron salpicados con agua, pero no me podría importar, menos. Lo único que me importaba era saber que ese hombre estuvo a solas con mi mujer, con Erika. Este imbécil gustaba de ella, era un buitre esperando la más mínima oportunidad para tomarla y no lo iba a permitir, Erika era mía, ya la había convertido en mi mujer y nadie podría separarnos.
Los gritos de Erika no tardaron en llegar.
Trataba de apartarme con su mano buena, sin embargo, moverme era un desafío para ella. No eran más que