El hombre fue retrocediendo sin darles la espalda. La fuerza que ejercía en mi cuello no era una broma. Me terminaría por arrancar la cabeza si continuaba de esta forma.
Salimos de la oficina y fuimos recibidos por la luz del pasillo.
Por suerte, me liberó del agarre y tuve que toser sin cesar. Mis manos fueron al cuello, asegurando que todo estuviera en su lugar.
―Camina ―La delincuente realizó un gesto con su arma y me tomó del brazo.
Al parecer solo quieren dinero, pero me preocupa el hecho que Derek esté ahí. Estas personas no parecen tener mucho afecto por los millonarios, podrían matarlo solo por desquite.
Entramos al elevador, usaron una tarjeta de acceso para acceder a la zona subterránea, apretando el último nivel. Debieron robarle la tarjeta a la encargada de la bóveda. Pero entonces, ¿por qué no la trajeron a ella en mi lugar? Conocía las cl