Cuando salen de las caballerizas, la suben a un auto y le dan muchas vueltas al lugar para hacerle creer que estaban muy lejos. Después de tres horas que había pedido Pietro, llevan a Holly a la mansión y le quitan la capucha cuando la hacen entrar a la oficina de Pietro.
—¡Mi amor! —Ascher la abraza de inmediato—. ¿Es necesario que esté amarrada? —Mira a Pietro.—Pediste verla, ahí la tienes, está viva —respondió Pietro encogiéndose de hombros.—¿Puedes dejarme un momento a solas con ella? —pide Ascher y Pietro desconfía—. Por favor, no hay manera de que nos escapemos, tienes mucha seguridad —dice obvio.—Diez minutos. —Suspira y ordena a sus hombres que lo sigan.—Ascher. —Lo abraza con fuerza.—Mi amor, mi vida, mi cielo, mi tesoro. —Ascher los separa y toma su rostro entre sus manos para besar varias veces su piel.—Amor estoy sucia y ni me he cepillado —se queja Holly.—No me importa, te creí muerta