Leander.

—Sabía que no era una buena idea, debimos negarnos… —Near repite, una y otra vez, mientras sostenemos a nuestra compañera.

—Papá… —Apenas digo, mirándolo con ansiedad, al darme cuenta de que su don no la hace reaccionar.

—Leander, Near, tienen que calmarse… —sigue hablando pero yo solo puedo sostener a Dania en mis brazos mientras la arrullo.

Ella está con vida, pero no siento ninguno de sus sentimientos, además, Near no puede comunicarse con ella. Es como si la luz que brotó de nosotros la hizo dormir tan profundamente, alejándola. Y se siente como el mismo infierno.

Es mi culpa.

—Es nuestra culpa —repite con voz cargada de tristeza mi lobo, y es demasiado, los dos estamos demasiado destrozados por la idea de haberle causado una especie de coma.

No sabemos qué más contiene mi poder. Ha actuado como un escudo protector pero también la ha herido, solo a ella, no a ninguno de nosotros. ¿Por qué? ¿Qué está ocurriendo?

Adriel me ve a la distancia, y se transforma en el aire para