Gabriel exhala. El peso en sus hombros lo angustia.

—¿Cuál es la otra manada cercana?

—Pure Moon —responde Adriel—. Pero esa no tiene bosques tan frondosos, padre. Nuestro plan es escondernos en el bosque.

—Oigan… —Dania interviene, recordando fugazmente algo—. Rej Salah. El hombre licántropo que dejé ir. El que los atacó con su hermano en el templo Karnak, ¿no era de Pure Moon? —dice, por lo que todos recuerdan y asienten—. Si era un renegado… Tal vez es una buena manada, ¿no? —expone—. Nos tomaría más tiempo llegar, pero si usted tiene un presentimiento…

—¿Y tú, Dania? ¿No sientes nada? —cuestiona su suegro, sabiendo que su instinto de bruja los ha ayudado antes.

Ella bufa. La verdad, es que con todo encima, siente que se ha separado de su camino espiritual. Tiene días que no siente una conexión profunda con su Diosa, así que mira el cielo, y después de hacer una oración, espera cualquier chispa.

Sin embargo, solo se revuelve su estómago, obligándola a inclinar la cabeza para vomita