Dos horas después…
Cándida había llegado a la mansión lo más rápido que pudo, Rogelio se encontraba en la sala con el ceño fruncido como siempre mientras veía entrar a Cándida con varias bolsas ya que había comprado todo lo que necesitaría para la boda.
— ¿Se puede saber por qué llegaste tan tarde? — le preguntó Rogelio mientras tomaba un trago de brandy.
— Pero por Dios Rogelio, no ha llegado sino media hora tarde, además no creas que es tan fácil elegir un vestido para asistir a una boda que va a celebrarse en dos días. Pero mira todo lo que compré, sé que te va a encantar.
— No quiero ver nada Cándida, esas son cosas de mujeres y la verdad es que tengo otras preocupaciones en la cabeza para estar viendo vestiditos y demás tonterías. Ve a tu cuarto y lleva todas esas cosas, lo importante es que quiero verte elegantemente vestida ese día.
Cándida molesta recogió todas las bolsas y enseguida le dijo mientras subía las escaleras corriendo a su habitación:
— Definitivamente eres un amar