Margot
Siempre he leído a los protagonistas de mis libros favoritos hablar de los besos. De cómo son capaces de poner el mundo de una persona de cabeza. De la sensación de hormigueo que generan dentro del cuerpo, del ansia, la necesidad y el placer que estos pueden generar. Debo admitir que hasta la fecha solo había experimentado lo último al momento de besar: placer. Me gusta besarme con un buen besador, es un buen pre y hace que me caliente, pero todo ese cúmulo de sensaciones de las que la gente habla o yo he leído para mi no eran más que exageraciones… hasta hoy.
Los labios suaves, gruesos y demandantes de Jayden se mueven sobre los míos con una mezcla de precisión y pereza que me tiene apretando los dedos de mis pies y en el momento que su lengua lame mi labio inferior, no pude evitar el gemido que salió de mi, cosa que él no desperdició y de inmediato su lengua entró en contacto con la mía y los fuegos artificiales brillaron detrás de mis párpados.
El ansía se apodera de mí, ha