Capítulo 5

Me removí incómoda tratando de frotar mis ojos para poder ver mejor pero no pude, abrí mis ojos de golpe observando la habitación en la que me encontraba, era de color azul fuerte con muebles color blancos. A decir verdad la habitación era muy hermosa, con decoraciones finas. 

Intenté gritar, sentarme pero no podía ya que estaba atada y amordazada ¿pero que m****a...? Las imágenes de Aiden mirándome de forma fría llegaron a mi mente haciéndome reaccionar, me encontraba quien sabe donde.

Intenté quitar las sogas de mis manos pero el nudo era demasiado fuerte además me causaban daño en mis muñecas, la cinta en mi boca me impedía hablar así que rápidamente entre en pánico. 

—alfin despiertas. —dijo Aiden con una sonrisa mientras entraba en la habitación. 

Se acerco a mi con paso lento, de forma juguetona esperando divertirse con su presa y para mi mala suerte la presa era yo. 

—¿como te sientes? —preguntó de forma divertida. 

Le dedique una mirada cargada de odio e ira, lo hacía para molestarme ya que yo no podía responder. 

—¡lo siento olvide la cinta! —dijo fingiendo arrepentimiento, pero dudo que sepa el significado de esa palabra. 

Quito la cinta sin la menor consideración, causandome daño pero tal parecía que a Aiden le encantaba, solté un leve quejido al sentir el ardor en mi boca. 

—¿era necesario la cinta idiota? —pregunte de forma brusca. 

Aiden me miró de manera violenta, queriendonme asesinar con la mirada. 

—cuida lo que dices, si quieres vivir. —dijo con los dientes apretados mientras jalaba mi cabello con fuerza haciéndome mirarlo fijamente.

—¡que te hice yo! ¡¿porque me tienes aquí?! —pregunte alterada. 

No había comentado nada acerca del asesinato que lamentablemente presencie, Aiden no tenía razón de tenerme aquí y en este estado. 

—desobedeciste mis ordenes. —dijo mirándome con sus penetrantes ojos azules.

—¿solo por eso piensas mantener aquí? —pregunte incrédula, sabía que esa no era la verdadera razón además ¿que importa si duermo con alguien? ¡es mi maldito problema! 

—eso no te importa. —murmuró de mala gana.

—Julie me encontrará, Marc vendrá por mi. —dije segura. 

Aiden soltó una carcajada mirándome de forma divertida.

—esos idiotas no son tus amigos, ni familia. —Aiden me miró seriamente, queriendo decir mas.

—¿de que hablas? Y ya ¡sueltame de estas malditas sogas! —grite enfadada.

Aiden tomo mi rostro con su mano, apretando mis pómulos de manera brusca, sus labios rozaron con los míos causandonme una extraña y placentera sensación, mi respiración se había detenido, la sangre había dejado de bombear en mi cuerpo dejándome helada. 

—tu no me das ordenes, ¿entendiste? —dijo con los dientes apretados mientras que me dedicaba una mirada fría. 

Guarde silencio por mucho tiempo, perdiendonme en los hermosos ojos azules que estaban frente a mi, había algo especial en ellos. Había un brillo que me hacía sentir demasiado bien lo que me dejaba desconcertada, ¡es un maldito asesino por el amor al cielo! Tenia que causarme repugnancia y oído hacia el.

Pero parecía que yo era como una maldita polilla atraida por la luz, sabía que me iba a quemar pero no me importaba.

—dejame ir. —murmure con voz débil.

—¿para que sigas tras ese Idiota? ¡ni lo sueñes! —grito en tono posesivo.

—¡puedo acostarme, besar y estar con quien me de la regalada gana! —dije tratando de sonar segura, pero estaba muerta de miedo por dentro.

Con sus fuertes brazos me sujeto poniéndome de pie, me estampó contra la pared de manera violenta y estrelló su puño a un lado de mi cabeza haciéndome soltar un grito del susto. 

—eres mía Paula, no tienes que tener ojos para nadie mas que para mi. —dijo mirándome de con seguridad y arrogancia. 

Quise reír, reír hasta soltar lágrimas, ¿lo había dicho enserio? ¡¿suya?! Nunca lo sería. 

—estas loco, no soy de nadie, dejame ir ¡por favor! Prometo no decirle a nadie sobre esto pero dejame ir. —dije de manera súplicante, apenas había entrado a la universidad como para tirar todo por la borda. 

Guarde silencio cuando vi que saco un cuchillo de sus bolsillos, paso el cuchillo por mis labios de manera suave, sentía como lo helado del metal se deslizaba por mis labios y rostro haciéndome erizar de pies a cabeza. 

Solté un grito al sentir como el de manera rápida corto la soga dejándome libre, suspire aliviada pensando en que el me dejaría ir.

—ni creas que esto significa que te iras. —dijo mirándome divertido. 

Con su cuchillo me hizo una herida superficial en mi labio inferior haciéndome soltar un pequeño quejido. 

Intenté apartarlo de mi lado pero era inútil querer mover la gran roca que estaba frente a mi. 

El ronroneo al ver como una pequeña cantidad de sangre salía de mi labio, mientras que los suyos poco a poco se iban acercándo a los míos.

Mi cuerpo sencillamente no respondía, no podía hablar, moverme, no podía hacer absolutamente nada. Me había quedado en blanco esperando el siguiente movimiento de Aiden. 

Entonces paso lo impensable ¡me beso! Sus labios jugaban con los míos, succionaba mi labio inferior quitando la sangre que estaba hacia unos momentos, me beso con dureza, con posesión. 

Como si con ese beso quisiera marcarme, decirme que soy solo de el... Y de nadie mas.

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