Laurel POV
Mi vida transcurrió normalmente, con una familia promedio, una infancia a veces traumática y una adolescencia poco convencional. El que este libre de trauma, que tire la primera piedra, decía mi padre. Una muy rara analogía.
Creo en la existencia de un ser divino que generó la chispa de nuestra existencia, así como de todas las creaturas de nuestra imaginación. Ese ser, que suele jugar y hasta a veces apuesta como si fuéramos peones en un tablero, y que deja un ligero espacio al libre albedrio, sabiendo que nos vamos a equivocar de camino en el laberinto que nos puso en frente, disfrutando de los malabares que hacemos para salir adelante. Hay quienes tienen la llave de la sabiduría de lo mítico y paranormal y en sus historias se vislumbra una mínima parte. En mi caso, no existe nada de eso, mi universo es plano, y con alguna que otra neblina.
Soy una romántica empedernida, cursi y tal vez un poco celosa. Eso es lo que dejan los libros, la lectura a formado la mayoría de mis ideologías.
Soy creativa, alegre, no muy sociable. Estudiante, inteligente y con muchas ganas de aprender y disfrutar de esta etapa.
Los traumas de mi infancia han sido por las constantes mudanzas de mi familia, no he aprendido a tener raíces, mis amistades han sido superficiales, así es menos doloroso. No puedo negar que todo fue interesante, tener conocimiento de varias regiones de mi país y alguna que otra del extranjero, me siento multicultural y de mente abierta.
Mi adolescencia fue crecer un poco de golpe, mi madre falleció por problemas de salud, así que el rol de ama de casa la asumí desde muy jovencita, pocas veces salía a divertirme, ya que combinado con los quehaceres domésticos también estaban los deberes escolares. Agradezco la compañía de papá, pero al parecer, fue muy grande su tristeza, ya que, al terminar mi carrera universitaria, su depresión pasó a afectar su salud, hasta que se dio la oportunidad de alcanzar a mi madre en su camino al más allá.
Bien, así que mi adultez inició replantear mi futuro y cómo quería forjarlo.
Una de ellas era formar una familia, tener trabajo o continuar en él, permanecer en un mismo lugar.
Conocí a Timothy, alto, rubio, torso marcado, mirada penetrante, compañero de trabajo. Salimos varias veces, me pidió ser su novia, y después de un tiempo, me dejó, sin dar explicación.
Así desfilaron varios pretendientes. Hasta que llegó uno, supuestamente el indicado, vivimos juntos, no puedo decir si era el amor de mi vida, porque no se sentía de esa manera, pero era la decisión que había tomado, felices para siempre, con aspiraciones, jugueteos, todo era así, hasta que me enteré de que una nueva vida llegaba a mi vida. Se acabó el amor, se acabó el felices por siempre y el apoyo mutuo. Afrontar la responsabilidad con todo el dolor encima, ya no importaban mis planes a futuro, profesionales o amorosos. Solo estábamos ellas y yo. Ese pedazo de carne, que irradia toda ternura, y que no tiene la culpa de su conmocionada llegada. Hice una `promesa: Ella es mía, toda mía, ya hare lo posible por que sea feliz.
Han visto desaparecer la lluvia, bueno así fue el instante de su llegada al mundo, me sentía como cuando estás dónde finaliza el límite de la nube que está soltando la lluvia y a un paso está el sol sin lluvia, tan cerca y tan lejos de la felicidad.
En fin, ahora me encuentro con una hija, y sin pareja. Al parecer alguien está jugando conmigo y está escondiendo al amor de VIDA, el cual aclaro, ya nunca llegará.