Felicidad plena es lo que siente Freya. Ella lo tiene todo en la vida y esta vez no se refiere a las cosas materiales, ella tiene una familia invaluable que la ama, protege y apoya sin cuestionamiento. Es la mujer más dichosa de la vida y lo que inició como una tragedia llena de dolor y pena, ahora no es más que placer, risas y satisfacción.
Sus hijos más inteligentes y posesivos que nunca, su suegra recuperándose y demostrando que se puede cambiar, la madre que la vida le dio dándolo todo por ella y un esposo espectacularmente malhumorado y sexo.
―Si sigues mirándome de esa manera, no te quejes después. ―Freya agrandó la sonrisa, juraba que estaba profundamente dormido.
―Sabes que no puedo aguantarte, no cuando estoy a punto de estallar por lo gorda que estoy. ―Alastahir abrió los ojos y miró por debajo de las sábanas, el vientre de su bebé es realmente grande y la piel pareciera que se le va a rasgar.
―Ya falta poco. ―Besó sus labios. ―Nuestras hijas nacerán y entonces yo me voy