El último día del festival había llegado, dos fines de semana largos de pura diversión.
Las cosas entre Ivor y Kim no habían sido tan incómodas como lo pensaron, después de todo nada había cambiado en ellos, la relación era la misma, únicamente que ahora sabían que morían uno por el otro.
No habían hablado más al respecto, ambos temían a lo que podría pasar, para los demás fue algo estresante verlos actuar como si nada hubiera pasando.
Los celos eran evidentes, la posesividad de ambos llegaban a niveles preocupantes y el cómo se miraban lo dejaba todo claro, pero aun así no habían tenido un acercamiento significativo.
—¿En serio seguirás con esa cobardía? —Connor se llevó la cerveza a los labios. —Creí que eras un poco más valiente, Ivor... resultante ser un pobre pajarito asustadizo que se dejó ganar por el raro de Arthur. —Se burló en una carcajada.
—¡Hey! —Arthur lo miró mal.
—¿Enamorado de tu mejor amiga desde siempre y ahora que sabes muere por ti no haces más que evitar lo in