Pero analizando un poco, Jimena podría ayudarla a vengarse de Noa y Rodrigo, lo que le dio cierta consolación.
En ese momento, Leona miró muy distraídamente a su alrededor. Cuando vio a Rodrigo sentado en el sofá de la esquina, una gran sombra la envolvió, asustándola al extremo, que sus piernas se volvieron débiles y terminó sentada en los escalones.
La gente a su alrededor se volvió hacia Leona, riendo al verla en ese estado.
—¿Qué estás haciendo? — Ema miró con desprecio a Leona, cuyo rostro estaba totalmente pálido. —Tantas personas te están observando, ¿no puedes ponerte de pie de inmediato?
Pero las piernas de Leona temblaban, y no pudo levantarse de inmediato. Era la primera vez que experimentaba la terrible sensación de ser amenazada y oprimida nuevamente, la angustia causada por esa sombra perturbadora en su mente. Rodrigo, ¡realmente eres un demonio!
Clara observó con gran asombro cómo Carolina se arrojaba a los brazos de Alejandro, y sorprendentemente, Alejandro no la apartó