Capítulo596
—Sé que no soy o he sido una buena persona, no necesitan recordármelo una y otra vez lo mal que solía ser.

Alejandro frunció el ceño con tristeza, y aplastó el cigarrillo a medio consumir en el cenicero. —Pero mi corazón, es como un peón en un tablero de ajedrez, solo avanza, nunca retrocede. En esta vida, solo quiero a Clara, una mujer, y nunca renunciaré. Me he enredado con ella.

*

Noa durmió hasta la tarde.

Cuando se despertó, Rodrigo ya le había preparado la cena.

—Hermanita Noa, durante el día dijiste que querías volver a casa conmigo, ¿lo decías en serio? —Rodrigo se sentó al borde de la cama y preguntó con un tono medio bromista.

Noa apretó los labios, afirmó pero a su vez también negó con la cabeza.

Ella se acurrucó en su gran bata de paciente, con los brazos abrazando las piernas. Sus delicados dedos se curvaban ligeramente, irradiando una pureza sensual.

La mirada de Rodrigo cayó casualmente en sus pies, sus ojos se calentaron y su respiración se volvió agitada.

—Quiero... qu
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