Rodrigo con ojos seductores y juguetones, — Esta noche vendré a recogerte. Vamos a cenar. ¿Qué te gustaría comer? Iré a hacer la reserva.
— Tengo novio, Rodrigo.— dijo Clara, con cejas fruncidas, su tono dejaba traslucir impaciencia.
— No me importaba si tenías un exmarido, y mucho menos me importa si tienes un novio.
Rodrigo siempre ha sido desvergonzado en asuntos sentimentales. Solo considera si le gusta o no, nunca se preocupa por si sus acciones violan las normas sociales y la moralidad.
— Si miedo, entonces lo haremos en secreto. Vamos a mi villa privada, es discreta. Mi chef tiene el nivel de tres estrellas Michelin, les pediré que preparen todo con anticipación.
Clara frunció el ceño y pensó por qué el café aún no.
Llegaba el café para que Rodrigo se despejara y despertara.
En ese momento, sonó el móvil de Rodrigo.
Él lo miró y se sorprendió al ver que era Alejandro.
— Perdona, tengo que contestar una llamada. Lo siento, no puedo acompañarte.
— ¡No tienes vergüenza! ¿Quién nece