Un silencio sepulcral azotó la sala y mientras el mal trago trataba de pasar por el estómago de Zahra, el embarazoso momento fue compartido por Jonathan quien no entendía absolutamente nada de lo que sucedía.
— ja ja. Hm, bueno adiós. — se despidió nuestra protagonista sin dar señales de que quisiera seguir allí con ellos por más de un segundo extra.
Cuando hubo cerrado la puerta de un azote, Jonathan se dirigió a Benjamín con cara fatídica y en un reclamo al aire le dijo:
— … amigo, eso fue realmente incómodo. ¿Qué mierda te pasa? — reclamó y exigió la misma franqueza en su respuesta.
— Eso no te importa. Y ya no molestes a mis vecinos. ¿Quién te crees que eres? Ridículo. — contestó con la misma crudeza solicita