Sibelle

- ¡No has respondido a mi pregunta!

Mierda, me ha descubierto por completo.

- Yo... yo... no... no es nada, olvídalo.

- ¡No, no lo olvido, dime!

¡No te has puesto tan hermosa solo para complacerme! ¡Seguro que hay otra razón detrás de todo esto, así que te escucho, ¿qué quieres pedirme?

Estoy terriblemente avergonzada, me balanceo sobre mis pies. Él me rodea la cintura con sus manos, impidiéndome moverme.

- Quisiera pedirte permiso

para salir un poco con Andréa mañana o pasado mañana para distraernos un poco, desde que llegamos aquí, ella no ha salido aún.

- Ya veo, por eso te has vestido tan bonito, ¡para tener todas las oportunidades de tu lado!

Me sonrojo un poco, incómoda.

- ¿No es así?

- Lo admito.

- Eres muy hermosa, así vestida, ¡gira para que pueda disfrutar de todas esas maravillas!

Él me sostiene con la punta de los dedos y me hace girar sobre mí misma. Tiene una buena vista de mi pecho y cuando me giro, mis grandes caderas se mueven tan bien a través de ese transpar