Narra Alondra Ferreyra
Al día siguiente tal y como estaba previsto, todos nos levantamos muy temprano para irnos a Valle de Bravo. Me sorprendí porque esta vez no tuve problemas para levantarme, mi chico no tuvo mucho que esperar. Bajamos con las maletas y buscamos a mi suegra que se encontraba en la cocina.
– ¿Ya listos, chicos?
–Sí Carmen.
–Sí madre.
–Siendo así, tomemos nuestras maletas y vámonos, cualquier cosa que se haya olvidado allá las conseguimos.
David dejó que saliéramos, acomodó las maletas en la cajuela y esperó a que Carmen sacara el auto. Cerró las puertas de la casa con una llave de seguridad que normalmente no se usaba y todo quedó resguardado, aparte Carmen le dijo a una de sus amigas que estuviera dándose unas vueltas por la casa para que no pensaran que la casa estaba sola, además no sabíamos cuánto tiempo íbamos a permanecer en Valle.
Eran apenas las 6 am cuando tomamos carretera, no había mucho movimiento, las calles estaban prácticamente desiertas a pesar de q