Narra David De María
Esa noche mientras cenaba con Alondra, llegó mi madre a casa. Se alegró de ver a Alondra y nos acompañó a cenar. Más tarde cuando ya subimos a dormir, mi madre me envió un mensaje al móvil dónde me decía que en cuanto se durmiera Alondra, fuera a su recámara porque quería hablar conmigo. Eso para nada me tomó por sorpresa, ya me imaginaba que iba a ser todo aquello. Así que con mucho cuidado de no despertar a mi novia, me levanté de la cama y fui a la recámara de mi madre, quién ya me esperaba sentada en su sillón.
–Madre, ¿Qué sucede? – Me dirigí a ella preocupado – No es común que viviendo aquí en la misma casa, me envíes mensajes al móvil en la media noche.
No sé a qué conclusiones ha llegado, pero no estaba desobedeciendo ninguna regla, mi error fue no avisarle antes de que llegara y se encontrara de nuevo a Alondra en la casa, pero pronto lo entendería, ella sabía que no era de desobedecer órdenes.
–David, pude notar que Alondra tenía una herida en la boca