Narra Alondra Ferreyra
Después de esa emotiva noche en la que David y Carmen hicieron las paces, nos pusimos a ver una película los tres juntos para convivir un rato más.
– ¿Me dejarían escoger la peli? – nos preguntó David.
–Claro que sí – dijimos las dos como si estuviéramos sincronizadas.
–Mientras voy a hacer las palomitas – se levantó Carmen del sillón y yo hice lo mismo.
–Yo te ayudo Carmen – me ofrecí.
–No es nada difícil y quiero que aprendas – me dijo.
–Ya te dije que lo que me quisieras enseñar.
–Vamos entonces.
Entramos a la cocina y Carmen abrió una de las alacenas de la parte de abajo y sacó un aparato rojo con blanco, era más o menos alto, busco la bolsa del maíz para las palomitas, lo conectó a la corriente, poso una cantidad de los granos de maíz, puso la tapa.
– ¿No se le pone nada más? – dije con duda.
–Esa máquina es una maravilla, cuando salgan solo le tenemos que poner sal y ya.
–No se le pone aceite o mantequilla.
–Tenemos mantequilla en spray y le rociaremos, p