49: Renunciar.
Narra René.
En cuanto mi familia se fue lo que hicimos después de cenar fue: yo volví a limpiar su herida, le di sus pastillas, y caímos profundamente dormidos.
Abro los ojos sintiéndome algo agitado, pero intento calmarme al ver a Marina plácidamente dormida a mi lado.
Mi corazón no deja de latir con fuerza y un nudo se instala en mi garganta para cuando entro al baño y veo mi reflejo en el espejo.
Miro a mí persona, teniendo todos estos temores de cómo será enfrentarme a la vida como una persona completamente normal, y entonces mis pupilas se dilatan.
Me siento triste, abatido, por haber dejado esa parte de mí, pero sé que todo esto tiene un propósito.
*Flashback*
—Oye Hillary, no quiero dejarla sola tanto tiempo, ¿habrá posibilidad de darme una ducha y cambiarme aquí?
Aunque la mejor amiga de Marina lo dudó un poco no se tardó el ayudarme con ello. Pronto me estaba dando una ducha, me cambié, y antes de pronunciar una palabra ya él y sus seguidores estaban allí.
Tragué hondo y par