25. Hijo del rey

Eren junto con sus hombres al fin lograron llegar a la manada que fue atacada encontrando todo un desastre, pero lo más extraño de todo era que no habían cuerpos. Solo los rastros de sangre y muchas casas destruidas. El alfa olfateaba todo el lugar manteniéndose alerta por si aparecían esos lobos. De inmediato percibió el aroma de esos animales, pero solo eso el de ellos. No había ningún rastro de otro aroma distinto. Nada tenía sentido, ¿de dónde habían salido esos animales?

—Aquí no hay nada alfa, este lugar esta desolado. Le dice Deon.

—Quiero que revisen bien, busquen donde están los cuerpos. No pudo desaparecer una manada entera por si sola.

Sus lobos se dispersaron por todos lados escudriñando cada rincón de la manada, Eren por su parte indagaba minuciosamente los alrededores de esas tierras. Olfateaba l

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