Capítulo 429
Nina

El aire entre nosotros era sofocante. Los ojos de Enzo, normalmente de un cálido marrón que me recordaba a una acogedora y crepitante chimenea, tenían ahora un tono tormentoso e incierto.

Estaba dolido, eso era evidente.

"Me estás preguntando si abortaría sin decírtelo", susurré por fin, rompie
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