•
Con el sol brillando en lo alto y con un delicado suéter sujeto al cuello, bajo su negro cabello, Leia parpadeó una vez más al salir del edificio de su facultad, su cabeza no había dejado de doler y justo sintió que sus ojos comenzaban a lagrimear.
Su móvil vibró y ella lo extrajo del bolsillo de su coqueto vestido de lana gris, vío el mensaje que Hillary le mandaba al ser consciente de que ya terminó sus clases; leyó la invitación de comer que hacía mientras avanzaba por los suelos adoquinados del campus, haciendo sonar suavemente el tacón de sus botas negras y por encima de la rodilla que ese día había decidido usar.
"Creo que esta vez no. No me siento muy bien e iré al médico."
La cobriza envió el mensaje y no se detuvo hasta llegar a su auto, Leia, con poco ánimo, esbozó una sonrisa cuando la pelicorta se ofreció a acompañarla, pero finalmente se negó, no tenía caso, después de pasar por el departamento de urgencias de cualquier clínica, le indicarían algún médico general que la