—¡Ey! ¡Leia, Kristel! – Gritó la pelicorta Hilary emocionada al levantarse de una de las mesas redondas en una orilla de la cafetería.
Kristel rodó los ojos y Leia sonrió al acercarse a ella.
—Grita más fuerte, creo que no te escucharon del otro lado del país — mencionó la castaña al llegar a ella.
Hilary se encogió de hombros – para lo que me importa – aseguro.
Leia se rio ante el casi declarado pleito entre sus dos mejores amigas
La pelicorta giró su rostro al verla sentarse — No son las únicas que tienen pagado el servicio de comida – dijo.
Ahora fue el turno de Leia de rodar los ojos — No lo digo por eso, tú casi nunca te levantas antes de las diez — mencionó al recordar lo feliz que estaba su a